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Ximena Labra

Coloquios

COLLOQVIOS

En 1524, algunos sabios y sacerdotes nahuas  y doce frailes franciscanos enviados por el Papa Adriano VI y el emperador Carlos V tuvieron la primera confrontación de ideas de nuestra historia colonial. Unos apuntes en náhuatl de este coloquio fueron encontrados hacia 1564 en Tlatelolco por Bernardino de Sahagún, quien con la ayuda de los más hábiles entendidos en lengua mexicana y lengua latina del momento se dedicó a transcribirlo “en lengua mexicana bien congrua y pulida”. Este interesantísimo documento en ambas lenguas es el más antiguo en su tipo y sorprende que, a pesar de la imposición violenta que imperó en la Nueva España, en este momento excepcional haya existido un coloquio. Sahagún incluso aprobó la publicación de dicho texto, pero desafortunadamente no ocurrió, y el manuscrito se perdió en el tiempo, para ser redescubierto  por el franciscano Pascual Saura hacia 1920 en el Archivo Secreto Vaticano. El documento, seriamente truncado, ya no cuenta con los 30 capítulos del primer libro que se enumeran en el prólogo aún completo sino solamente los 13  primeros en castellano y 14 en náhuatl. Los capítulos faltantes dan indicio de que su contenido trataba en modo directo la confrontación de creencias.

Independientemente de las diversas polémicas que tan interesante texto ha provocado en cuanto a su historicidad muchos coinciden en calificarlo de extraordinario, con todo y su evidente reelaboración, puesto que refleja la esencia de los intercambios  (de los cuales probablemente hubo muchos) en los que se confrontaron la fe y el pensamiento europeos con el antiguo universo de los mexicanos “cuyos Dioses han muerto” según lo expresa el mismo manuscrito- naturalmente escrito por los  vencedores. Es muy probable que justamente la percepción de que en tal manuscrito hubiera auténticas disertaciones de los sacerdotes indígenas haya impedido su publicación debido al plan de desarraigo establecido en México por el Santo Oficio, y que fueran enviados a España. León Portilla comenta sobre varios testimonios de los expedientes del Santo Oficio de la Inquisición y en crónicas del mismo XVI el ejemplo de varios señores de Tlaxcala que refiriéndose de modo particular a los frailes dijeron: “Estos pobres deben de ser o están locos, dejadlos vocear, a los miserables. Tomándoles ha su mal de locura; dejadles estar, que pasen su enfermedad como pudieren. No les hagáis mal, que al cabo éstos y los demás han de morir de esta enfermedad de locura.Y mirad, si habéis notado, cómo a medio día, a media noche y al cuarto del alba, cuando todos se regocijan, éstos dan voces y lloran. Sin duda es mal grande el que deben de tener porque son hombres sin sentido, pues no buscan placer ni contento sino tristeza y soledad.”

El mundo en el que se creó este documento desapareció hace algunos siglos para convertirse en lo que hoy llamamos modernidad. No obstante las confrontaciones de ideas no han dejado de existir en toda la esfera terrestre. De nosotros depende que se lleven a cabo desde el entendimiento de que nuestro destino es conjunto. También somos el otro.

En este proyecto, reproduzco lo que queda del manuscrito de los Coloquios de Sahagún en las lenguas nahua y latina esgrafiando su impronta como si fuera un sudario, tomando como original el libro “Coloquios y Doctrina Cristiana. Los diálogos de 1524 según el texto de Fray Bernardino de Sahagún y sus colaboradores indígenas”  Edición facsimilar del manuscrito original, paleografía, versión del náhuatl estudio y notas de Miguel León Portilla1

Ximena Labra 2022

1986. Universidad Nacional Autónoma de México ISBN 968-837-823-2

Conversación con el paisaje

Al llegar a la increíblemente hermosa y prístina zona de Gairloch, me quedó muy claro que este lugar no necesitaba ninguna intervención artística mía y que, probablemente, cualquier cosa que hiciera estaría echando a perder su inmaculada perfección, la increíble sutileza de sus cualidades, el extraordinario aroma suave de sus minúsculas flores, el océano helado con las ballenas minke y el bosque cubierto de musgo.

Parecía que yo era la única persona allí. ¿Por qué querría dejar una marca de mi paso? No me necesitaba. Por lo tanto, decidí conversar con la vista en lugar de intervenirla. Cada mañana, escribía una o dos palabras en un pequeño trozo de tela y caminaba con él durante el resto del día hasta encontrar un lugar que correspondiera y conversara con lo que había escrito por la mañana. Tomaba una fotografía de ese lugar con esa frase y luego quitaba mis palabras. Seguí caminando de esta manera durante dos semanas.

Así se dio la conversación.

En uno de mis paseos, conocí a una hermosa mujer que vivía en la única casa a orillas de Loch Marie, uno de los lugares más paradisíacos y prístinos que he visto en mi vida. Cenamos en su espléndida casa. Sin embargo, me dijo que no era feliz. Sentía que era prisionera de este lugar, alejada de la ciudad que amaba. Su historia reverberó en mi mente por unos días hasta que decidí llamarla. La visité de nuevo y le pedí que escribiera una carta a este lago, usando sólo palabras recortadas de unos cuantos periódicos. Pusimos sus palabras en pequeños barcos de papel y los llevamos al lago. Cuando la pequeña flota zarpó, comenzó a llover como sólo llueve en Escocia. En segundos, estábamos empapadas hasta los huesos. No tenía sentido intentar alejarse. Me di cuenta de que mi cámara probablemente iba a ver su último día. Pero también era mi último día en Escocia, y sólo me quedaba un trozo de tela en el bolsillo para mi proyecto de conversación con una sola palabra y dicha palabra era “TODO”. Entonces decidí aventurarme en el lago y poner mi bandera en el agua. Mientras estaba enfocando mi pequeña y muy mojada bandera, sucedió algo extraordinario: la lluvia cesó y apareció, en mi visor el más enorme arcoíris doble, perfectamente reflejado en la superficie sin viento y como un espejo del lago. Era como si un ojo enorme nos mirara, aceptando la ofrenda. Su relación con este lago había cambiado para siempre.

Ximena Labra 2012.