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Mario Gutiérrez Cru

EL ESTADO DE LA NACIÓN
Una instalación de Mario Gutiérrez Cru
Jueves 4 de mayo 2017. 20h.
C/ Amparo 94, Madrid

hundidos

Mario Gutiérrez Cru

Hablar de España es hablar de un país caduco, pasado, basado en unas leyes y un sistema nacido en otra época ya obsoleta.

Las fuerzas de seguridad son símbolos de una unidad que necesitan ser pagada para poder ser creídas. No es una unión de vecinos, de asociaciones, son cuerpos creados para salvaguardar el concepto de España, de una España que se desfragmenta, en partidos, ideas, tendencias sexuales, ideológicas, religiosas. Una España que lucha más por creerse viva, que por echar leña al fuego, para no dejarse caer.

Esa desfragmentación, esa ruptura, ese sistema de piezas, es el que hace que tengamos que recrearnos en nuestras cabezas ese concepto de unidad. – Una, Grande y Libre – que ironía en esa mezcla de conceptos, instaurados en tiempos donde la libertad no era más que un sueño inalcanzable, sólo posible en nuestros países vecinos, en nuestros enemigos íntimos.

Esta pieza habla de la realidad como esa montaña de naipes, esas construcciones de madera que aparentan ser capaces de levantar un imperio, pero que ante la más mínima brizna de aire, se desmoronan, se caen a un vacío indómito, no hay nada.

Apariencia, multiplicación, insistencia. Ante un país en donde la unidad de España se desvencija, las fuerzas de control tienen que implantar una red visual, que haga que el ciudadano, último utilitario de este sistema, pueda sentirse «libre», viendo libre bajo esa mirada ya mencionada de sociedad controlada y autoritaria, donde los peones no son más que eso en una partida de ajedrez, donde la monarquía y los viejos regímenes, con nuevas máscaras, han mantenido su hegemonía.

¿Cómo recrear un sistema de apariencia y control?, ¿Qué, quiénes y por qué somos controlados?, ¿Quién autoriza a quién? y sobre todo ¿qué hacer ante un sistema donde el máximo órgano de poder, el Ministro de Interior es a su vez vigilado y su seguridad violada?. ¿Cómo confiar… en quién?, Y ¿para qué?.

Entre tanto, sigamos jugando con maquetas de un mundo de muñecas, donde los malos y los buenos son tan fáciles de identificar. Y donde el bien y el mal es sólo cuestión de su posición.

No es una crítica a un cuerpo en especial, sino a un concepto de Estado-Nación que por su propia naturaleza no es más que la cáscara de una fruta ya pasada que necesita ser revisada.

Unidades motoras

Este proyecto se compone de varios coches de los cuerpos de seguridad : Policía y Guardia Civil. Comprado en un desguace de una ciudad cualquiera. Soldado y atornillado. Sin interior, ni unidad motora.
En este caso se trata de un coche de la Policía Nacional. Un Suzuki Vitara Wagon (1988-1998). Colores: Blanco y azul.

– Hundidos –
No son más que fantasmas, animales en extinción, miembros de un estado que se hunde.

Otros modelos
Los otros coches ya intervenidos fueron Nissan Terrano II (de 1994) de la Benemérita.
Medidas: 4217 / 1755 / 1850 / 2450 mm
Colores: Blanco y Verde

>Apuntalados
Plantean la cuestión de la integridad, de la falta de sustento, de una unidad inestable, endeble.

>Caídos
A modo de hecatombe, terremoto o estocada se presenta un cuerpo que ya cedió a la gravedad

>Divididos
se presentan como unidades partidas, cortadas, no conexas, no unificadas, sino como dos siameses que optaron por dejar de formar parte de una misma unidad.

Más info sobre el artista aquí

Esta propuesta podrá visitarse hasta el dia 7 de mayo en Nadie, Nunca, Nada, No C/ Amparo 94, Madrid